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FIESTA BEAT

FIESTA BEAT  Me llamas Majestuoso y yo cabalgo mi carruaje de fuego y oro, entro y salgo de tus días, rey de cielos, padre de luz, dices que dibujo rombos de fuego entre hojas verdes, y yo te digo: Mujer agachada, doblada hacia el barro, hija de mi pecho ardiente, no te apresures a mirar solo mis rayos. Mi luz es divina, mi poder es don del Supremo para abrazarte, despertar tus sueños, recordarte que la vida es ciclo de manos y fuego, racimos colgando del tiempo, raíces susurrando secretos antiguos. Tú, ternura de mis deseos, Tierra, mi amante eterna, mi verde espejo de milagros, palpitante corazón de hojas y raíces; te cortejo cada jornada, como dios que baja del cielo para medir surcos, para buscar hilos de agua bajo tus ojos húmedos, para temblar con tus semillas y besar lentamente cada brote que nace de tu vientre, mientras los hombres cantan, mientras el aire se llena de sudor y aliento, y la mañana se despierta entre aromas y canciones. Mi poder podría despertar la envidia de...

FIESTA

FIESTA  Tú me llamas Majestuoso, a mí que conduzco mi carro de fuego y oro a través del firmamento, abriendo con mi paso las puertas del día, y cerrando, con el regreso del crepúsculo, los párpados ardientes del mundo. Me llamas Padre de la Luz, Rey de los Cielos y Señor del Resplandor, y dices que mis rayos, al filtrarse entre las hojas, dibujan rombos de llama, geometrías secretas de una lengua antigua. Pero escucha, Mujer: quien habita en la altura también sabe descender. Mujer, tú que trabajas inclinada hacia la arcilla húmeda, con la respiración entretejida al pecho de la Tierra, tú que naces cada día de mi calor como si mi sangre fuera una estrella que te alimenta, no contemples sólo el fulgor que me corona. Mira también mi anhelo, mi temblor oculto, pues aunque Divino soy, estoy hecho de un ardor que se inclina hacia ti. El Supremo me concedió la potestad de abrir los amaneceres, de encender los campos, de llamar a las semillas por su nombre secreto. ...

EL MITO DE DADIVAN

EL MITO DE DADIVAN Como lo relatan los caminantes de las tierras donde la noche piensa por sí misma. Se cuenta que, antes de que existiera el tiempo, cuando el cielo aún no había decidido si era oscuro o luminoso, surgió una vibración en el centro de la Nada. No era sonido ni luz: era duda. Y de esa duda primigenia nació Dadivan, el único que podía escuchar el murmullo de lo que todavía no había sido creado. Los antiguos dicen que Dadivan despertó sin cuerpo, formado de un vapor tibio que se condensaba y se dispersaba al ritmo de su respiración. Y que, al abrir los ojos por primera vez, vio dos caminos: uno hecho de verdad pura, que quemaba la vista, y otro hecho de miedo profundo, que devoraba la voz. Él no eligió ninguno. Caminó por el límite entre ambos, y ese sendero de filo se convirtió en su naturaleza. Cuando los primeros seres humanos nacieron del barro caliente de la Tierra, Dadivan ya los esperaba. Se acercó a ellos con manos hechas de sombra y luz, y tocó sus frentes....

LA CASA

LA CASA 1 Redunda en importancia el hecho de que tengamos que atenernos a absorber lo que sea que encontramos online. Internet se puso en práctica allá por los tramos finales de la Segunda Guerra Mundial. No sé con certeza si fueron los nazis del endemoniado Hitler, o los rusos, o bien los norteamericanos, los que la inventaron. Carece de relevancia ahora. Mi abuelo era contemporáneo a aquella época. Nació en 1910, en Italia. La vieja y sucia Italia del siglo XX, cuyos emigrantes vinieron a buscar un lugar para ellos en América. Mi abuelo llegó en un gran barco repleto de individuos que, como él, escapaban de la espantosa guerra. No me acuerdo en qué año arribó a este país. Lo que quiero contar es lo que sucedió cuando él se casó con mi abuela, también de origen italiano y que, de hecho, como descubrieron ellos mismos para su agrado, habían venido en el mismo barco. La población de América Latina en particular se vio incrementada de forma notoria con el arribo de los europeos. Supongo ...