corona
tu espléndida cabeza de duende
esa mirada burlona de finales de otoño
te la armé yo con mis silenciosos ayudantes
el viento el sol etc
esa muestra
de virtud en el vestido
eco del día
se lo robé a la noche y nadie sabe
que te lo di yo
gran esfuerzo costó el color blanco
pero ser dueño de montañas tiene méritos
y yo nunca me cuidé en los gastos.
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