con los dos
extremos
cortados
de la voluntad de la sensibilidad de la cordura
sin saber
como un gato dormido
a dónde pertenece mi humanidad
recorro las calles indefinidas
las viejas carreteras
que me asustaban de niño
retratos del artista cachorro
como escribió el viejo ebrio galés
me entrego a tus brazos
diosa perra
negra
bajo el vapor de las ciudades hechas para olvidar
mientras lentamente
los extremos se vuelven a juntar.
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