en verdad les digo que la pérdida de un ser querido es un daño
infinito para todos. y uno no comprende cómo reaccionar y no entiende el
porqué y se enfada con sus dioses y se fastidia con la vida y su trato
con la existencia se ve afectada para siempre. entonces llegan las
lágrimas y la desesperación y la locura y el juicio afectado y los malos
pensamientos y la tristeza constante y el sabor amargo permanente y la
felicidad y la alegría parecen que jamás volverán a visitarnos. pero en
verdad les digo que el dolor este es preciso que lo pasemos todos
gracias a dios porque él quiere que pasemos este dolor para
transformarnos en seres más completos y realizados y para darnos la
oportunidad de sufrir lejos de él para que cuando acabe el duelo y uno
vuelva a sentirse cerca volvamos a él más puros y sabios y agradecidos.
entonces hay que sufrir este infinito pesar sí o sí y no es nada del
otro mundo ni nada personal contra uno ni nada que no se pueda
sobrellevar con dignidad. la fortaleza que se adquiere después de estas
experiencias lo demuestran. sean humildes ante la pérdida y no señalen
al cielo ni a la muerte sino más bien aguarden un poco hasta que pase y
luego la superficie de lo eterno volverá a estabilizarlos. tengamos en
cuenta que la pérdida es la única manera de conocer el dolor verdadero
que nos hace hijos de lo superior. en verdad les digo que está escrito
que si dios alimenta un pájaro y riega una flor y deja caer una hoja en
otoño cómo no nos va a hacer pasar a nosotros por lo mismo y luego
darnos a cambio la revelación sagrada del secreto de la vida? ese
secreto está en la pérdida de un ser amado más que otra cosa.
recupérense pronto del sufrir y luego sigan adelante como personas
lavadas y dignas de continuar. la felicidad y la alegría volverán y
también nos queda de regalo la memoria del que se nos ha quitado.
créanme porque soy testigo y estoy acá para comunicarlo. amén.
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