Una fruta en el cielo para nosotros es
la luna.
Mi sangre hierve.
Muda como una abeja
¿Quién arrojará finalmente las luces para iluminar bastante bien la fiesta?
Y los
paraísos
urbanos
recetas para comprar algo
que asesine a los gusanos.
Y presentarle resistencia a la villana miseria,
escucho a la niña romper en llanto por enésima vez: Dios mío...
¡No te entrometas, Satanás,
en asuntos que no son tuyos!
Y aún así
nuestras bocas
abiertas
nos siguen metiendo en los
mismos
viejos
putos
problemas
¿Porqué me torturas con hormigas rojas?
¿Acaso te molesto yo con mi oso Koala?
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