20130615

la escalera de los dioses4

en la penumbra y con julieta al fin desaparecida, ida, y ya no buscada, llegué a mi departamento al anochecer. ya habían varias estrellas pero yo no lo sabía. estaba cansado, drogado de sueño por haberme pasado dos días escribiendo estupideces sin valor alguno en el procesador de texto de mi viejo & fiel ordenador portátil. tan viejo pero lento & aún obediente. me quería dormir pero no conseguía nigún sueño. me había recostado en el sillón y puse un disco viejo de los animals. muy británico y demasiado blanco lo encontré, asíque decidí ir seguro: robert johnson. Ah, sí. el viejo bob con sus canciones hechizadas. me alegró escucharlo, pero no me daba sueño..
esperé que llegara solo y entonces quizás me quedaría dormido sin darme siquiera cuenta. muchas veces sucede eso, mis hermanos. pero el anciano sueño no llegaba y no llegaba.. y cuando cerraba los ojos sentía una salvaje picazón detrás del globo ocular. sonó el portero y lo fui a atender de muy mal humor, los pies arrastrando el suelo de parque. atendí.
- quién es..
- soy yo -se escuchó- abríme. 
- quién es -insistí, pero no hubo respuesta.
me tiré en la cama ahora, con la luz prendida. encendí un cigarrillo y pensé enseguida: cuánto hacía que no fumaba. experimenté un leve mareo y permanecí acostado boca arriba. me sentía solitario y mal, me sentía olvidado, lento & torpe. en eso golpearon la puerta y me levante y fui a ver. era mi viejo amigo roger, acompañado de su novia violeta. les hice pasar y serví té y vino. hubo una animada charla que me despertaba todavía más, aunque sentía el cuerpo cansado. pensé que me estaba por enfermar, pero luego aparté ese hipocondríaco pensamiento. igual que mi abuela, diosmío, igual.. roger sacó de su bolsillo una curtida pipa cargada con un poco de marihuana, pero rechacé fumar. al minuto o dos, cambié de opinión y le pegué una buena y profunda calada. tal vez me adormeciera lo suficiente y podría dormir.
a las once de la noche se fueron y yo tenía los ojos como el 2 de oro, y encima me venían ideas -estimuladas seguro por la sagrada planta- para seguir escribiendo y sin ninguna razón aparente regresé a lo del ángel pablo. 
y me encontré a mí mismo, frente al ventilador de pié, preguntándome cómo había llegado ahí..

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